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Semana Santa

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La semana más importante del año a la que ningún monaguillo puede faltar. Recordamos la Pasión, muerte y resurrección de Jesús. Las celebraciones son un poquito distintas a las habituales por eso hay que prepararse bien.

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Domingo de Ramos 

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El Domingo de Ramos da comienzo a la Semana Santa, este día rememora la Entrada de Jesús en Jerusalén.

 

Este día marca el comienzo de la Semana Santa, festividad que varía en fechas ya que depende del Equinoccio de Primavera y la primera noche de luna llena.

El inicio de esta festividad viene marcada por la primera Luna Llena posterior al Equinoccio de Primavera. El Domingo de Ramos es el domingo anterior a dicha Luna, por eso, todos los años la fechas varían... si en el 2016, el Domingo de Ramos fue el 20 de Marzo...en el 2017 caerá el 9 de Abril.

La mitología judeo-cristiana dice que diez siglos antes había entrado en la ciudad construida por David su hijo Salomón montado en un borrico. Las gentes de la ciudad aclamaron al hijo de David con gritos de hossana, (que significaba:¡viva!). Por otra parte la profecía de Zacarías dice que el Rey de Israel entraría en la ciudad del monte Sión sobre el lomo de un pollino como rey de paz y como símbolo de los nuevos tiempos (un pollino en lugar de su madre). La borrica simboliza al antiguo Israel, el pueblo de la Antigua Alianza. El pollino aún no montado por nadie es la montura real y mansa del rey de la nueva alianza. Era costumbre entre las gentes reunidas para la Pascua recibir con gritos y cánticos a los nuevos grupos que llegaban. Los Reyes eran recibidos además echando mantos, ramos de olivo y palmas a los pies de las monturas reales, alfombrando el suelo para que estos pisaran sobre ellos.
 

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Lunes,martes y miércoles santo

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Estos tres días van de la Entrada Gloriosa de Jesús en Jerusalén hasta Su Ultima cena. El pueblo ha recibido a Nuestro Señor con un carácter mesiánico, pero los responsables de Israel endurecen su posición contra El. 
Jesús en estos días "enseñaba en el templo, y por la noche se retiraba al monte llamado de los Olivos.Y todo el pueblo madrugaba para ir al templo a escucharlo" ( Lc 21,37-38).
Responde serenamente las preguntas capciosas de muchos fariseos y escribas.
Mientras tanto "los sumos sacerdotes y los escribas buscaban la manera de eliminar a Jesús... Judas, que era uno de los Doce.. fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia sobre el modo de entregárselo. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. Judas aceptó y buscaba una ocasión propicia para entregarlo sin que se enterara el pueblo"( Lc 22, 2-6).

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Jueves santo

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El Jueves Santo es la fiesta cristiana que abre el Triduo Pascual. El Triduo Pascual es el periodo durante el cual la liturgia católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico.

En el Jueves Santo los cristianos celebran: la institución de la Eucaristía en la Última Cena, el lavatorio de los pies y la oración en el huerto de Getsemaní.

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En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.

En la Misa vespertina, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce varones, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.

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La última cena y la institución de la eucaristía:

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Según narran los Evangelios, en la Última Cena Jesús se reunió con los doce apóstoles para despedirse de ellos antes de su muerte, que él ya preveía. Además, durante esta cena les anunció que uno de ellos le traicionaría, dando a entender que era Judas Iscariote.

Sin embargo, el momento más trascendental de la Última Cena es el que la Iglesia considera como la institución de la Eucaristía, uno de los siete sacramentos para los católicos.

Esta se produce cuando Jesús toma el pan, lo parte y lo reparte entre los comensales diciendo: "Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros". A continuación toma un cáliz lleno de vino y dice: "Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados".

Y concluyó: "Haced esto en conmemoración mía". Esta última frase es interpretada por la Iglesia como la institución del Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos.

Estas fórmulas que pronunció Jesucristo son las que se repiten en cada Eucaristía en el momento de la consagración del pan y del vino. En cada misa por tanto se renueva el sacrificio del Calvario.

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El lavatorio de los pies:

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El lavatorio de los pies tiene lugar durante la Última Cena. El episodio aparece narrado en el evangelio de San Juan (capítulo 13, versículos 1 al 15). En un momento de la Última Cena, Jesús se levantó de la mesa, se quitó los vestidos, se ciñó una toalla y echó agua en un lebrillo. Entonces se puso a lavar los pies de sus apóstoles.

El único de los doce que le cuestionó esta acción fue Pedro, quien le llegó a espetar: "No me lavarás los pies jamás", pues entendía esto como una humillación de su Señor hacia él, su discípulo. Jesús le respondió: "Si no te lavo no tienes parte conmigo". A lo que Pedro replicó: "Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza".

Jesús realizó esta acción como ejemplo de servicio y de humildad, ordenando que los lavados hicieran lo mismo que él había hecho con ellos.

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La oración en el huerto:

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Terminada la Última Cena tuvo lugar otra de las escenas de este Jueves Santo recordadas por los cristianos. Jesús salió al huerto de Getsemaní para orar, pidiendo a sus apóstoles que le acompañaran en la oración. Sin embargo, todos cayeron dormidos más tarde o más temprano.

Es en esta oración agónica de Jesucristo cuando este llega a decir: "Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". También definió así sus sentimientos de angustia: "Siento una tristeza mortal".

Después de la oración, se produce el prendimiento de Jesús por parte de un grupo guiado por Judas Iscariote, que le había entregado por treinta monedas de plata. Los cuatro evangelios cuentan que en este momento el apóstol Pedro corta la oreja derecha con su espada a un sirviente del Sumo Sacerdote. El Evangelio de Juan especifica que este sirviente se llama Malco. Jesús le sanó al instante la herida y ordenó a Pedro envainar la espada, pronunciando esta famosa frase: "Quien a hierro mata, a hierro muere".

El Jueves Santo recuerda y celebra, a través de los distintos actos y oficios religiosos, todos estos hechos y otros ocurridos en el día anterior a la muerte de Jesús.

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Vienes santo

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El Viernes Santo se recuerda el vía crucis, así se llama al camino que Jesús tuvo que recorrer llevando sobre sus hombros el madero en el cual iba a ser crucificado. Su muerte en la cruz y su sepultura. Constituye el núcleo central de la Semana Santa. 
 

Es el ecuador de la Semana Santa, el día de los penitentes donde se hace palpable la solemnidad de la festividad. La calle es tomada por los penitentes que visten los capirotes y expían sus culpas en las procesiones.

Es el día del máximo dolor y de la muerte de Jesús. Día de riguroso luto y no se celebra misa, sino un rito de oración, es el único del año en que no se celebra para expresar el luto de la iglesia. Se lee la Pasión según san Juan, se reza por todas las causas en una continua ceremonia de arrodillarse y levantarse, y en el centro de la celebración está la solemne adoración de la Cruz, pero como ya hemos mencionado no es una misa, sino un rito de oración. La mañana de este día se dedica a prácticas piadosas como el Vía Crucis, la visita a los monumentos, las procesiones penitenciales. 

Aparte de la celebración del Via Crucis, también se puede asistir al Sermón de las 7 palabras , llamado también De la bofetada, por recordarse en él los últimos momentos de la vida de Jesús, desde que lo juzga el Sanedrín y recibe la bofetada, hasta que muere en la cruz después de pronunciar su última palabra. En muchos pueblos, éste se escenifica por las calles, mientras un penitente representa a Jesús y sufre los castigos que a él se le infligieron cumpliendo así una promesa.

Es el segundo gran día de las procesiones en que se vuelca el dolor por la muerte de Cristo y el dolor de su madre. Todas las procesiones que hoy desfilen estarán marcadas por la seriedad y sobriedad. Muchas de ellas con nombres como: Monte Calvario, El Sepulcro, El descendimiento....que no dejan duda de lo que hoy se conmemora.

 

Hoy veremos multitud de manifestaciones del calvario y la crucifixión de Cristo, las procesiones mantendrán un carácter sobrio y de luto a lo largo del día. Hoy no hay lugar para los pasos más alegres.

Entre las 3 y las 6 de la tarde, para hacerla coincidir con el momento en que se produjo la crucifixión y muerte de Cristo, se celebra un acto litúrgico para conmemorarlo. Los crucifijos están tapados con un velo morado hasta la hora de la crucifixión en que son descubiertos.

Hoy es el gran día de los penitentes, el día de las procesiones en que nuestros antepasados exhibían públicamente su condición de condenados e imploraban el perdón. Los penitentes cumplen las promesas más atrevidas que se hicieron en momento de desesperación. Van con la cara cubierta con sus capirotes. Muchos descalzos, algunos con cadenas, otros con una cruz a cuestas… 

A diferencia de la Semana Santa de otros países la española no cuenta con las imágenes truculentas que podemos ver en algunas procesiones como las de Filipinas o en Méjico...los pasos de los penitentes son duros, pero no llegan en ningún momento a crucifixiones reales, ni a mostrar las espaldas heridas de los mismos, como hemos visto en otras celebraciones.

 

Los pasos se acompañan de los cantos desgarradores de las saetas, muchos actos se ajustan a las horas entre las 3 y las 6 de la tarde, supuesta hora en la que Jesús fallece. Se celebra la MADRUGÁ, en la que los cofrades se visten de negro para acompañar al Cristo.

Son las procesiones más sobrecogedoras: en absoluto silencio que permite oír el pisar de los pies, el arrastrar de cadenas, un silencio roto de vez en cuando por austeras y breves intervenciones de la banda de música, o por saetas desgarradas. Es el día más abundante en procesiones.
En Sevilla, en concreto, ciudad que utilizamos como referente de esta celebración, cuando las procesiones del jueves santo han regresado a las diferentes iglesias y parroquias comienza la espectacular MADRUGÁ. Para esta espectacular madrugá salen 6 pasos, en su mayoría vestidos de negro dando una sensación al ambiente difícil de explicar, hay que estar allí para saber lo que se siente, ya que aunque no se sea creyente, el turista queda contagiado por el fervor y la solemnidad que se vive en los actos del Viernes Santo.

Al ser el día más importante de toda la Semana no podemos apuntar ninguna procesión en concreto que ver...cualquiera de ellas nos ofrecerá una gran espectacularidad, es el día que no hay que perderse...los días vividos anteriormente nos preparan para explotar en este día supremo.

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Sábado santo

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El Sábado Santo es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con la llegada del Domingo de Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su descenso al Abismo y por la noche se celebra la Vigilia Pascual.

Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, el Sábado Santo se considera un día de luto y de transición,también acompañamos a la virgen de la soledad en la noche, para prepararnos a la pascua. En ese sentido, la Iglesia no concede celebrar el Matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la Unción de los Enfermos y La Sagrada Comunión puede darse solamente como viático.

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Antiguamente se solía llamar a este día como Sábado de Gloria; sin embargo, la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por el Papa Pío XII (encargada en 1955 a Monseñor Annibal Bugnini) la denominó como Sábado Santo únicamente.

Dado que no puede celebrarse ningún rito oficial durante este día, se suelen realizar retiros espirituales y los sacerdotes atienden confesiones. También es común la misa de la Liturgia de las Horas por parte de los clérigos con participación de fieles seglares.

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 Gloria in excelsis Deo

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"Según una antiquísima tradición, esta es noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12,42). Los fieles, tal como lo recomienda el evangelio (Lc 12,35-36), deben parecerse a los criados, que con las lámparas encendidas en las manos, esperan el retorno de su señor, para que cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa" (Misal, pág. 275).

Esta Noche Pascual tiene, como toda celebración litúrgica, dos partes centrales:


- La Palabra: Solo que esta vez las lecturas son más numerosas (nueve, en vez de las dos o tres habituales).

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- El Sacramento: Esta noche, después del camino cuaresmal y del catecumenado, se celebran, antes de la Eucaristía, los sacramentos de la iniciación cristiana: el Bautismo y la Confirmación.

Así, los dos momentos centrales adquieren un relieve especial: se proclama en la Palabra la salvación que Dios ofrece a la humanidad, culminando con el anuncio de la resurrección del Señor.

Y luego se celebra sacramentalmente esa misma salvación, con los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. A todo ello también se le antepone un rito de entrada muy especial: se añade un rito lucernario que juega con el símbolo de la luz en medio de la noche, y el Pregón Pascual, lírico y solemne.

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La Pascua del Señor, nuestra Pascua

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Todos estos elementos especiales de la Vigilia quieren resaltar el contenido fundamental de la Noche: la Pascua del Señor, su Paso de la Muerte a la Vida.

La oración al comienzo de las lecturas del Nuevo Testamento, invoca a Dios, que "ilumina esta noche santa con la gloria de la resurrección del Señor". En esta noche, con más razón que en ningún otro momento, la Iglesia alaba a Dios porque "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado" (Prefacio I de Pascua).

Pero la Pascua de Cristo es también nuestra Pascua: "en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección resucitamos todos"(Prefacio II de Pascua).

La comunidad cristiana se siente integrada, "contemporánea del Paso de Cristo a través de la muerte a la vida". Ella misma renace y se goza en "la nueva vida que nace de estos sacramentos pascuales" (oración sobre las ofrendas de la Vigilia): por el Bautismo se sumerge con Cristo en su Pascua, por la Confnmación recibe también ella el Espíritu de la vida, y en la Eucaristía participa del Cuerpo y la Sangre de Cristo, como memorial de su muerte y resurrección.

Los textos, oraciones, cantos: todo apunta a esta gozosa experiencia de la Iglesia unida a su Señor, centrada en los sacramentos pascuales. Esta es la mejor clave para la espiritualidad cristiana, que debe centrarse. más que en la contemplación de los dolores de Jesús (la espiritualidad del Viernes Santo es la más fácil de asimilar), en la comunión con el Resucitado de entre los muertos.
Cristo, resucitando, ha vencido a la muerte.

Este es en verdad "el día que hizo el Señor". El fundamento de nuestra fe. La experiencia decisiva que la Iglesia, como Esposa unida al Esposo, recuerda y vive cada año, renovando su comunión con El, en la Palabra y en los Sacramentos de esta Noche.

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Luz de Cristo

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El fuego nuevo es asperjado en silencio, después, se toma parte del carbón bendecido y colocado en el incensario, se pone incienso y se inciensa el fuego tres veces. Mediante este rito sencillo reconoce la Iglesia la dignidad de la creación que el Señor rescata.

Pero la cera, a su vez, resulta ahora una criatura renovada. Se devolverá al cirio el sagrado papel de significar ante los ojos del mundo la gloria de Cristo resucitado. Por eso se graba en primer lugar la cruz en el cirio. La cruz de Cristo devuelve a cada cosa su sentido. Por ello el Canon Romano dice: "Por él (Cristo) sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros".

Al grabar en la cruz las letras griegas Alfa y Omega y las cifras del año en curso, el celebrante dice: "Cristo ayer y hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo. Y la eternidad. A él la gloria y el poder. Por los siglos de los siglos. Amén".

Así expresa con gestos y palabras toda la doctrina del imperio de Cristo sobre el cosmos, expuesta en San Pablo. Nada escapa de la redención del Señor, y todo, hombres, cosas y tiempo están bajo su potestad.

Se lo adorna con granos de incienso, según una tradición muy antigua, que han pasado a significar simbólicamente las cinco llagas de Cristo: "Por tus llagas santas y gloriosas nos proteja y nos guarde Jesucristo nuestro Señor".

Termina el celebrante encendiendo el fuego nuevo, diciendo: "La 1uz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu".

Tras el cirio encendido que representa a Cristo, columna de fuego y de luz que nos guía a través de las tinieblas y nos indica el camino a la tierra prometida, avanza el cortejo de los ministros. Se escucha cantar tres veces:"Luz de Cristo" mientras se encienden en el cirio recién bendecido todas las velas de la comunidad cristiana.

Hay que vivir estas cosas con alma de niño, sencilla pero vibrante, para estar en condiciones de entrar en la mentalidad de la Iglesia en este momento de júbilo. El mundo conoce demasiado bien las tinieblas que envuelven a su tierra en infortunio y congoja. Pero en esa hora, puede decirse que su desdicha ha atraído la misericordia y que el Señor quiere invadirlo todo con oleadas de su luz.

Los profetas habían prometido ya la luz: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande", escribe Isaías (Is 9, I; 42,7; 49,9). Pero la luz que amanecerá sobre la nueva Jerusalén (Is 60,1ss.) será el mismo Dios vivo, que iluminará a los suyos (Is 60, 19) y su Siervo será la luz de las naciones (Is 42,6; 49,6).

El catecúmeno que participa en esta celebración de la luz sabe por experiencia propia que desde su nacimiento pertenece a las tinieblas; pero sabe también que Dios "lo llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa" (1 Pe 2,9). Dentro de unos momentos, en la pila bautismal,"Cristo será su luz" (Ef 5, 14). Se va a convertir de tiniebla que es en "luz en el Señor" (Ef 5,8).

 

Pregón pascual o "exultet"

Este himno de alabanza, en primer lugar, anuncia a todos la alegría de la Pascua, alegría del cielo, de la tierra, de la Iglesia, de la asamblea de los cristianos. Esta alegría procede de la victoria de Cristo sobre las tinieblas.

Luego, entona la gran Acción de Gracias. Su tema es la historia de la salvación resumida por el poema. Una tercera parte consiste en una oración por la paz, por la Iglesia en sus jefes y en sus fieles, por los que gobiernan los pueblos, para que todos lleguen a la patria del cielo.

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La liturgia de la Palabra

Esta noche la comunidad cristiana se detiene más de lo ordinario en la proclamación de la Palabra. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hablan de Cristo e iluminan la Historia de la Salvación y el sentido de los sacramentos pascuales. Hay un diálogo entre Dios que habla a su Pueblo (las lecturas) y el Pueblo que responde (Salmos y oraciones).

Las lecturas de la Vigilia tienen una coherencia y un ritmo entre ellas. La mejor clave es la que dio el mismo Cristo: "todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí, tenía que cumplirse, y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó (a los discípulos de Emaús) lo que se refería a él en toda la Escritura" (L,c 24,27).

Lecturas del Antiguo Testamento

Primera lectura: Gn 1,1-31 ó 2,1-2: Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno. 

Segunda lectura: Gn 22,1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.

Tercera lectura Ex 14-15,30 - Los israelitas cruzaron el mar Rojo.

Cuarta lectura: Is 54,5-14 - Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor.

Quinta lectura: Is 55, 1-11 - Vengan a mí, y vivirán; sellaré con ustedes una alianza perpetua. 

Sexta lectura: Bar 3,9-15.32-4,4 - Camina a la claridad del resplandor del Señor

Séptima lectura: Ez 36.16-28 - Derramaré sobre ustedes un agua pura, y les daré un corazón nuevo. 

El Antiguo Testamento prepara la realidad del Nuevo Testamento: lo que se anunciaba y prometía, ahora se ha cumplido de verdad.

Es importante subrayar este paso al Nuevo Testamento: el Misal indica en este momento diversos signos, tales como el adorno del altar (luces, flores), el canto del Gloria y la aclamación del Aleluya antes del Evangelio. También se ilumina de manera más plena la iglesia ya que durante las lecturas del Antiguo Testamento estaba iluminada más discretamente.

Sobre todo es el Evangelio, tomado de uno de los tres sinópticos. según el Ciclo, el que hay que destacar: es el cumplimiento de todas las profecías y figuras, proclama la Resurrección del Señor.

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Lecturas del Nuevo Testamento

Primera lectura: Rom 6,3-11 - Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más.

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Evangelio 

CICLO A: Mt 28.1-10 - Ha resucitado y va por delante de ustedes a Galilea.

CICLO B: Mc 16, 1-8 - Jesús Nazareno, el crucificado, ha resucitado.

CICLO C: Lc 24.1-12 - Por qué buscan entre los muertos al que está vivo.

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